
El vestido de los años 20 que ha inspirado "A la recerca del perfum del Teatre Romea"
Un fantasma con nombre y aroma: Margarida Xirgu resucita en el Romea de Barcelona
El artista Alejandro Acosta convierte un hallazgo entre bastidores en una experiencia sensorial única que homenajea a Margarita Xirgu a través del olfato
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En el Teatro Romea, nada desaparece del todo. Las puertas crujen solas, las luces titilan sin explicación y, según quienes mejor conocen sus entrañas, una figura espectral —firme, antigua y femenina— se pasea por la platea con la obstinación de quien no acepta el olvido.
Es Margarita Xirgu, dicen. La actriz que debutó aquí con solo 18 años, la misma que revolucionó el teatro catalán y llevó a Lorca a los escenarios del exilio.

Fotografía de Margarida Xirgu
Esta noche, sin embargo, su presencia se invoca de otra forma: con un perfume.
Un vestido olvidado que huele a historia
El artista Alejandro Acosta ha creado un espectáculo inmersivo en el que el olfato —ese sentido relegado, intuitivo, casi salvaje— se convierte en hilo conductor de una experiencia sensorial y narrativa presentada por la Fundació Romea.
La pieza, titulada A la recerca del perfum del Teatre Romea, parte de un hallazgo fortuito: un vestido de los años veinte olvidado en uno de los armarios del teatro.

El artista Alejandro Acosta y el actor Pau Escobar en la presentación de “A la recerca del perfum del Teatre Romea”
De esa tela dormida, Acosta extrajo una esencia. No una esencia literal, sino una evocación olfativa; una fragancia capaz de transportar al público a los camerinos de hace un siglo, a ese mundo oculto tras bastidores donde los nervios se mezclan con fragancias clásicas, el sudor con el polvo de los telones.
"Al abrir el armario, el vestido todavía tenía olor", ha contado Acosta a Metrópoli, una hora antes de la puesta en escena este martes, 10 de junio.
Margarida Xirgu: del mito al aroma
El personaje que encarna esta travesía es la propia Xirgu, o mejor dicho, su espectro, filtrado por el tiempo y por la memoria.
No es casualidad. El Romea lleva más de un siglo dialogando con su figura. Actores, técnicos y directores —desde Carles Canut hasta Domènec Reixach— han hablado con naturalidad de ruidos inexplicables, objetos que se mueven y presencias que no se ven pero se sienten. "Es la Xirgu", responden, con la familiaridad de quien convive con lo invisible.

Vestido de los años 20 de “A la recerca del perfum del Teatre Romea”
El arte del olfato como resistencia
Acosta no solo quiere evocar, sino también provocar. En su filosofía artística, el olor no es solo recuerdo: es resistencia.
“El olfato —defiende— nos exige estar presentes. No puede digitalizarse, no se media por pantalla. Es un arte que escapa al control del creador y lo entrega al cuerpo del espectador.” Y en un mundo saturado de imágenes, esa propuesta roza lo subversivo.
El perfume, entonces, no es un adorno. Es una forma de revivir el teatro desde la emoción más primaria. "El olor se convierte en una historia, cada uno lo relaciona con sus propios recuerdos", expone el artista.
Un atajo a lo intangible. Una forma, quizás, de que Margarita vuelva a pisar su escenario sin necesidad de espectros.